martes, 10 de junio de 2014

Cuento: "EL VALOR DE LO PÚBLICO"

Todo es de todos
Erase una vez, en pueblo llamado Cazorla, vivía una niña muy cariñosa y amable llamada María del Mar, María del Mar tenía un amigo que era lo contrario de ella, malo y muy desagradable; su amigo se llama Martín.

Martín no respetaba el valor de lo público, en su colegio tiraba la basura al suelo, por ejemplo, como tetrabriks de zumo, los envoltorios de los bocadillos, la comida que no le gustaba..., rompía sus materiales e incluso los de los demás; en el parque les grita a las personas mayores y le insulta, hace daño a los animales, a los perros le pisa la cola, a los gatos le da patadas, tira piedras con el tirachinas a los pájaros...; en casa no respeta nada, no hace las tareas de casa, tiene su habitación desordenada, aquello parece una escombrera, la madre de Martín, Laura no para de decirle:
- ¡¡Martín!! Recoge tu cuarto ahora mismo y ordena todo muy bien, haz tus tareas y no juegues a los videojuegos o veas la tele sin que lo hayas recogido...
Martín no hace caso a su madre y eso puede traerle muchas consecuencias.

María del Mar es todo lo contrario, ella si que respeta el valor de lo público. En colegio, como se junta con Martín, para el bien del buen ambiente ella recoge las cosas que tira Martín al suelo, ella comparte a los niños que necesitan materiales de los que no tienen, por ejemplo la goma, los rotuladores, el pegamento...
Al final del colegio María del Mar siempre sale diciéndole a Martín:
- Debes recoger la basura y no tirarla al suelo, es malo para el medio ambiente.
Pero nada, Martín siempre acaba diciéndole que al día siguiente lo haría bien, pero nunca es así.
En el parque Mª del Mar respeta a todos los seres vivos que hay alrededor, cuando ella va al parque se lleva una bolsita con migas de pan para los pájaros y a los patos que hay alrededor, ella se lleva muy bien con las personas mayores porque su Abuela Margarita está entre ellos...

Cuando Martín llegó al colegio tuvo muchos amigos, ahora también tiene muchos, pero no tantos, por ejemplo, algunos de sus amigos son Mª del Mar, Juan, Peter, Gabriel, Luis, otro amigo suyo que se llama Martín, Sara...

Ahora solo le quedaban sobre todo Mª del Mar, Peter, Luis, Sara y su amigo Martín, a él no le preocupaba ni la amistad ni el valor de lo público.

Mª del Mar le dijo a Martín:
- ¡Hola Martín!, te vienes con nosotros al parque para jugar un poco en los columpios, pero Martín no tires la merienda que llevas al suelo ni le hagas nada a los animales del alrededor.

A Martín no le hizo mucha gracia, porque el ya tenía esa mala costumbre, y entonces le dijo a su amiga:
- No te pienso hacer caso, yo hago lo que quiero, y no me mandas, además lo que hago me divierte y me hace reír mucho.

Todos sus amigos estaban muy disgustados con él.

Tras varios meses con Martín, estaban construyendo un hospital en Cazorla, para todos los enfermos de por aquí cerca, para que no tengan que ir tan lejos para operarse o estar ingresados allí. Martín, como le gusta mucho hacer graffitis, y se puso a pintar en las paredes unas ya blancas y otras todavía de cemento, en las paredes se puso a pintar su nombre y hacer muchos rayajos, de muchos colores...

Un día en el colegio de Martín y de Mª del Mar, un niño muy gracioso de un curso más mayores que ellos, se puso hacer cosas malas, así es la historia:
Martín y Juan Carlos fueron a jugar a las escuelas por la tarde, también iban muchos niños con ellos, pero los otros niños no tuvieron nada que ver.
En el patio trasero del colegio tiene un arenero, que para construirlos hubo un gran proceso por medio. Hace mucho tiempo los padres quedaron en una reunión con el director del colegio, para que todos juntos fueran al ayuntamiento, a hablar con el alcalde que pusieran un arenero para los niños pequeños que iban entrando en el colegio, para poder jugar en el recreo.
Bueno pues el arenero ha tenido mucho proceso para que ahora Martín y Juan Carlos hicieran pipí u otras cosas, para ensuciarlo, con todo lo que costó hacerlo.

Tras varios meses que había con todos estos problemas, Martín cada vez se estaba quedando solo, sin amigos.

Martín no aprendía a hacer las cosas bien, cada vez las hacía peor, hasta a los patos en vez de echarles pan les echaba piedras, Martín solo se había quedado con Mª del Mar; a él le daba igual, no tener amigos, no le daba importancia.

Pasó un mes, y Martín había tenido una nueva hermanita, tenía celos y el pañal cuando su madre lo mandaba a tirarlo a la basura, lo tiraba a la calle, por la ventana de la cocina; cuando salían a pasear no le gustaba nada darle de beber agua, o también de beber la leche, lo tiraba todo al suelo, da igual en el sitio que estara, en el parque, en el colegio, en la playa, en la piscina, en el supermercado...

Dos meses después, Martín se quedó solo, sin amigos, a él al principio no le importaba, pero tras varios días solos, hasta incluso semanas, ya no le gustaba mucho, al quedarse solo, Martín aprendió el valor de lo público, a respetar a los animales y a las personas, a los lugares a los que iba, cuidaba de su hermana pequeña, no tiraba las cosas al suelo...

Al final Martín acabó con los mismos amigos que siempre tuvo al principio de curso, y fueron todos más amigos que nunca, sobre todo Martín y Mª del Mar.


FIN



Autora: María Pérez Fernández

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